El pasado 12 y 19 de noviembre tuvo lugar el curso de EMILE: Intégrer le numérique en clase bilingüe.

Este año a diferencia de los años anteriores este curso se ha desarrollado por videoconferencia y a pesar de ser un curso altamente práctico e interactivo por parte de los docentes de francés, este año no iba a ser menos.
No importó el trabajo cara a cara o las pequeñas exposiciones que años anteriores se venían realizando por parte de los participantes respecto a determinadas actividades o recursos que debían de desarrollar in situ. Este año la pandemia nos brindó la oportunidad de llegar más lejos que nunca batiendo nuestro propio record de personas inscritas en esta actividad, lo que supuso una gran alegría respecto a años anteriores y desde luego, el hecho que fuese a través de videoconferencia no supuso ninguna carga a mayores en el aspecto participativo.

Este año la temática era: Intergrer le numérique en la clase bilingüe. Durante los dos días en los que se desarrolló el curso la ponente experta en la materia Audrey Marcouiller explicó con detenimiento las diferentes aportaciones de la Numérique en el aula y como hacer un uso correcto de ella, así como un análisis y preparación para la dinámica de la clase, facilitando algunas aplicaciones y links como Genially, Learning apps, Quizlet, Wordwall que ayudarán en el desarrollo de la misma.
Facilitó una variada bibliografía donde poder fijarse y tomar como referencia para saber cómo evaluar y seleccionar un recurso numérique y qué criterios hay que seguir, así como distintas reflexiones didácticas.
Todas las explicaciones, así como el desarrollo de la sesión junto con todos los recursos, links, opiniones, y referencias bibliográficas quedaron plasmados en el blog EMILE para uso y disfrute de todos los docentes de francés.
Pinchad en la image para acceder al blog del curso.
Merci beaucoup à tous les participants
Montar un negocio implica más que tener una buena idea o una excelente ubicación: exige garantizar la seguridad integral de las instalaciones. Dentro de las medidas más relevantes, la protección contra incendios ocupa un papel protagonista. Sin embargo, no todos los locales están obligados a aplicar tratamientos ignífugos, lo que genera confusión entre emprendedores y propietarios. Entender las diferencias entre locales que deben ignifugar y los que no es esencial para evitar sanciones, pérdidas materiales o incluso tragedias humanas.
Cada tipo de local presenta un nivel de riesgo distinto frente al fuego. La actividad desarrollada, la superficie útil, la cantidad de personas que transitan y los materiales constructivos son los principales factores que determinan si un espacio debe ser ignifugado o no. Por ejemplo, un restaurante con cocina industrial o una discoteca presentan un riesgo significativamente mayor que una oficina o una tienda de ropa.
La legislación española, a través del Código Técnico de la Edificación (CTE) y las normativas autonómicas, establece criterios específicos para aplicar medidas de protección pasiva contra incendios. No se trata de una cuestión opcional, sino de una exigencia técnica que puede condicionar la apertura o la continuidad de un negocio.
En áreas metropolitanas, especialmente en grandes capitales, las exigencias son más estrictas. En el caso de ignifugaciones madrid, la normativa local impone estándares más elevados debido a la alta densidad urbana, la proximidad entre edificios y la dificultad de evacuación en zonas céntricas.
Los establecimientos como bares, restaurantes, discotecas, clínicas, guarderías o gimnasios deben contar con materiales ignífugos certificados en elementos estructurales, textiles, techos o revestimientos. La ignifugación profesional permite retrasar la propagación del fuego, ofreciendo tiempo para evacuar y para que los bomberos intervengan eficazmente.
Cumplir con esta obligación no solo evita sanciones administrativas, sino que también puede ser determinante para obtener la licencia de actividad. En Madrid, las inspecciones municipales suelen ser rigurosas, y cualquier incumplimiento puede implicar la suspensión temporal del negocio hasta que se acredite la correcta aplicación de los tratamientos ignífugos.
Además de las medidas pasivas, la seguridad contra incendios requiere la implementación de sistemas activos, siendo los extintores en madrid uno de los recursos más esenciales. La combinación de ambos elementos —ignifugación y extintores— crea un entorno mucho más seguro.
Las empresas especializadas en protección contra incendios recomiendan instalar extintores homologados, correctamente señalizados y distribuidos en función de la superficie y la naturaleza del riesgo. Por ejemplo, los extintores de CO₂ son ideales para equipos eléctricos, mientras que los de polvo ABC resultan más versátiles para diferentes tipos de fuego.
Mantener los extintores revisados según la normativa vigente (cada año y con inspecciones trimestrales internas) es tan importante como contar con un tratamiento ignífugo en regla. Ambos aspectos forman parte del plan integral de seguridad exigido por los ayuntamientos y las aseguradoras.
Muchos emprendedores cometen el error de dejar para el final la compra de equipos de protección, lo cual puede retrasar la apertura del negocio. Saber dónde comprar extintor en madrid y hacerlo en el momento adecuado marca la diferencia.
Existen distribuidores autorizados que ofrecen extintores certificados según la norma UNE 23110, además de servicios complementarios como instalación, mantenimiento y recarga. Comprar en una empresa acreditada garantiza que el equipo cuente con marcado CE y cumpla los estándares exigidos para la licencia de apertura.
Invertir en un extintor de calidad no es un gasto innecesario, sino una obligación que respalda la seguridad de clientes y empleados. Además, los técnicos homologados pueden asesorar sobre la ubicación ideal de cada dispositivo y cómo integrarlo con el sistema general de protección del local.
Algunos negocios pequeños o de bajo riesgo, como oficinas, tiendas de barrio o peluquerías, pueden estar exentos legalmente de aplicar tratamientos ignífugos. Sin embargo, esta exención no implica ausencia de riesgo real. Materiales decorativos inflamables, cortinas, alfombras o mobiliario pueden convertirse en focos de propagación del fuego si no cuentan con un tratamiento ignífugo adecuado.
En muchos casos, la ignifugación preventiva —aunque no obligatoria— se convierte en una decisión inteligente. Este tipo de medidas refuerza la seguridad y puede incluso mejorar las condiciones de la póliza de seguro, al demostrar un compromiso activo con la prevención de incendios.
Uno de los errores más frecuentes es pensar que, si el ayuntamiento no menciona explícitamente la ignifugación, no es necesaria. Sin embargo, la normativa de incendios forma parte de un marco técnico más amplio que requiere la interpretación de un ingeniero o arquitecto especializado.
Saltarse este paso puede derivar en sanciones, cierres forzosos o pérdida de cobertura por parte del seguro. En ocasiones, durante una inspección posterior a la apertura, los técnicos municipales pueden exigir la ignifugación de ciertos elementos, lo que obliga a paralizar la actividad y realizar las obras correspondientes.
Toda ignifugación profesional debe estar respaldada por un certificado oficial, emitido por la empresa que realiza el tratamiento. Este documento acredita la resistencia al fuego de los materiales y puede ser solicitado en cualquier momento por los organismos de control o por la compañía aseguradora.
El certificado no solo acredita el cumplimiento de la ley, sino que también incrementa el valor del inmueble, al garantizar que cumple con las normativas de seguridad vigentes. Además, algunos materiales requieren renovación periódica del tratamiento, por lo que conviene consultar con la empresa de mantenimiento para mantener la vigencia del certificado.
Más allá de una obligación legal, la ignifugación debe entenderse como una inversión estratégica. Un local que cumple con todas las normas de seguridad transmite confianza, profesionalidad y responsabilidad. En un entorno donde los consumidores valoran cada vez más la seguridad y la calidad, disponer de un espacio protegido puede ser un diferencial competitivo real.
Además, muchos negocios utilizan este cumplimiento como argumento comercial, destacando en su comunicación que su establecimiento cumple con las más altas medidas de prevención contra incendios. No se trata solo de proteger un inmueble, sino de salvaguardar vidas, reputación e inversión.
Las diferencias entre locales que exigen ignifugación y los que no pueden parecer confusas, pero la clave está en la evaluación técnica profesional. Consultar con expertos, aplicar tratamientos certificados, mantener los extintores operativos y contar con documentación actualizada son los pilares para un negocio seguro y conforme a la ley.
Ignifugar no es un lujo ni un trámite burocrático: es una decisión inteligente que garantiza la tranquilidad de empresarios, trabajadores y clientes.