EVALUAR PARA APRENDER
Escrito por JOSE MARIA BENITO PEREZ, jueves 23 de marzo de 2017 , 23:12 hs , en EDUCATION

LA AUTOEVALUACIÓN es básica para tener autonomía o para lo que denominamos aprender a aprender. Es fundamental darse cuenta de si estás haciendo las cosas bien y de apoyarte en los soportes necesarios para mejorar. Las personas que se autoevalúan son las que aprenden, y las que no, solo repiten. Aprendemos a partir de nuestros errores y solo los pueden corregir quienes los han cometido. Cada fracaso o error es una nueva oportunidad para mejorary aprender. Lo importante de la evaluación es que nos ayude a aprender y, por tanto, los criterios de evaluación han de posibilitar comprender las razones de las dificultades y orientar sobre cómo superarlas. En este sentido, una buena rúbrica es un instrumento idóneo para compartir criterios de evaluación



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    El Código en Llamas: Reflexiones sobre el DB-SI del CTE y el Imperativo de Protegernos del Fuego

    El Código en Llamas: Reflexiones sobre el DB-SI del CTE y el Imperativo de Protegernos del Fuego.

     

    Una mirada frontal a la arquitectura cuando el humo amenaza con reescribir los planos

    Mire usted, no es lo mismo levantar paredes que construir un refugio seguro. No basta con hormigón y acero cuando el enemigo es invisible, silencioso y, a menudo, letal: el fuego. Por eso, cuando uno se mete en los vericuetos del Código Técnico de la Edificación (CTE), hay que leer entre líneas no solo normas, sino advertencias. Y entre todas sus partes, el Documento Básico de Seguridad en caso de Incendio (DB-SI) no es solo un texto: es una obligación moral.

    En este país donde las normas parecen escritas para ser sorteadas con arte, el DB-SI actúa como faro en medio de la niebla legal. No estamos hablando de caprichos burocráticos, sino de vida o muerte, así, sin paños calientes. Cuando una chispa salta, cuando un aceite se derrama, cuando una instalación falla, el fuego no espera informes ni inspecciones. Por eso conviene saber de qué va esto del cte si, que lejos de ser sigla anodina, es código vital.

    El fuego no perdona: la arquitectura frente a su gran prueba

    No hay elemento más democrático que el fuego. Se cuela igual en una casona del centro que en una nave industrial de polígono. Y ahí es donde entra el DB-SI con su batería de exigencias: limitar la propagación del incendio, controlar la evacuación de personas, garantizar estructuras que no colapsen al primer envite de calor.

    Porque cuando las llamas bailan, lo que antes eran pasillos se transforman en trampas, y los techos se tornan guillotinas incandescentes. Por eso el DB-SI insiste en separar sectores, contener el humo, diseñar recorridos de salida que no terminen en un callejón sin retorno. Y aquí, a la altura del 20% de nuestra ruta, conviene repetirlo: cte si. Tres letras y dos vocales que pueden ser la diferencia entre volver a casa o salir en titulares.

    Evacuación: no basta con correr, hay que saber hacia dónde

    Los planos pueden parecer jeroglíficos para algunos, pero cuando uno mira el DB-SI, se da cuenta de que cada línea tiene un porqué. Las salidas deben estar señalizadas, las escaleras protegidas, las puertas libres. No es teatro de diseño: es estrategia de supervivencia.

    Y aquí asoma otro titán de las siglas: el db si, que no es el primo del anterior, sino su continuación lógica. Porque en este documento está recogido todo lo que debe considerarse para frenar al fuego, pero también para garantizar que cada persona tenga una oportunidad real de salir con vida.

    Extintores: esos centinelas rojos que nadie mira hasta que es tarde

    La verdad, los extintores son como los buenos periodistas: están donde tienen que estar, aunque no se note. En el DB-SI, su ubicación no es aleatoria. Deben colocarse en lugares accesibles, visibles y estratégicos, como si fueran francotiradores listos para detener el avance del enemigo.

    Y aunque algunos piensen que basta con colgarlos en la pared para cumplir con la normativa, la realidad es otra. Los extintores deben estar mantenidos, revisados, y dimensionados según el riesgo. No es lo mismo una cocina industrial que una sala de reuniones, ni una nave textil que un parking subterráneo. En cada caso, hay que elegir el tipo, el agente extintor, la cantidad y la distancia.

    Pero no todo se reduce a tenerlos: hay que saber usarlos. Porque en mitad del pánico, lo último que queremos es que quien lo empuñe lo confunda con una manguera de jardín.

    El invisible protagonista: el certificado de ignifugación

    Aquí conviene detenerse, aunque sea un momento, para hablar de lo que no se ve. Porque si el fuego avanza, es porque algo alimenta su apetito. Por eso existe una figura clave que pocos conocen y muchos ignoran: el certificado de ignifugación.

    Este documento acredita que ciertos materiales han sido tratados para resistir el fuego, para no propagarlo, para morir antes que alimentarlo. Y sí, puede sonar exagerado, pero ese trozo de papel, ese formalismo, puede representar minutos vitales, los que se necesitan para evacuar, para reaccionar, para sobrevivir.

    El certificado de ignifugación debería estar enmarcado junto al resto de documentos de la edificación, como garantía silenciosa de que se ha hecho lo correcto. Porque no basta con cumplir, hay que adelantarse al desastre.

    El escenario final: cuando llegan los bomberos y el tiempo ya no perdona

    Cuando el fuego ya ha hecho de las suyas y las sirenas rasgan la madrugada, llegan ellos: los bomberos. Héroes sin capa que confían en que el edificio no les juegue una mala pasada. El db si también piensa en ellos: accesos despejados, bocas de riego, escaleras resistentes.

    Porque si no se les facilita el trabajo, si no se ha previsto su intervención, los minutos se vuelven enemigos y la tragedia, irreversible. Es en esos instantes donde uno comprende que el cumplimiento normativo no es lujo, sino salvavidas.

    La cultura de la prevención: esa que aún nos cuesta asimilar

    Aquí es donde entra en juego algo más humano, más visceral: la conciencia colectiva. De poco sirve tener extintores si se bloquean con cajas, si nadie sabe usarlos, si no se revisan. De nada vale un plan de evacuación si se ensaya una vez al año y a desgana. Y es que, al final, la seguridad contra incendios no depende solo de técnicos y arquitectos, sino de todos.

    La seguridad, como la decencia, se ejerce incluso cuando nadie mira. Cumplir con el DB-SI, con el cte si, con el db si, obtener el certificado de ignifugación Todo eso no es para salir en la foto, sino para no salir en la portada de la desgracia.

    No hay arquitectura bella sin seguridad firme

    Podemos levantar los edificios más modernos, con fachadas de vidrio y domótica a raudales, pero si no sabemos detener al fuego cuando llama a la puerta, estamos construyendo sobre brasas. El DB-SI del CTE no es poesía ni burocracia: es la línea que separa el orgullo de la ruina.

    Y por eso, conviene aprenderlo, cumplirlo y, sobre todo, respetarlo.



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