Con el objetivo de implicar a docentes de idiomas de toda la comunidad autónoma de Castilla y León, el CFP IDIOMAS coordina Grupos de Trabajo online de profesores de EOI de inglés, francés, alemán, italiano, portugués y Español para extranjeros.
El Grupo de Trabajo de profesores de Español como Lengua Extranjera realizan una gran labor para unificar criterios, recursos educativos, criteios de evaluación y estrategias de difusión de su oferta oficial en las Escuelas Oficiales de Idiomas de Castilla y León.
Dentro de esa estrategia de difusión, el Grupo de Trabajo ha organizado la V JORNADA DE LA ASOCIACIÓN DE PROFESORES DE ESPAÑOL DE EEOOII DE CASTILLA Y LEÓN.
Dichas jornadas comenzaron con unas palabras de la Jefa del Departamento de Español de la EOI de Zamora, Dolores Veloso Gutiérrez, con las que pone de manifiesto que uno de los objetivos de la Asociación es difundir sus enseñanzas y dar visibilidad a los Departamentos de Español. A continuación presentó a los ponentes.
Raquel Malpelo González, profesora de español de la EOI de Valladolid, presentó la ponencia “La Conciencia Intercultural en el Aula: rompiendo estereotipos” elaborada con Azucena Ulloa Velázquez, que consta de una parte teórica y otra práctica centradas en la mediación intercultural y que pone el énfasis en que tanto profesores como alumnos deben convertirse en mediadores interculturales con el objetivo de superar estereotipos y fomentar la empatía. Propuso varias actividades para llevar al aula, dos de las cuales se llevaron a cabo con la participación de todos los asistentes.
Finalmente se estableció un intenso y productivo coloquio.
Cristina López Fernández, profesora de español de EEOOII, expuso la importancia de la imaginación y la creatividad en el aula con “La curiosidad es el combustible de la creatividad. Cómo fomentar el desarrollo de la capacidad creativa en el aula de idiomas”.
La tesis central de la ponencia es que para conseguir que los alumnos sean creativos el profesor tiene que serlo. Y dió una serie de pautas para trabajar el sentido del humor y la imaginación y conseguir que la expresión oral y la escrita se conviertan en actividades que motiven a los alumnos.
Con ello provocó un debate en el que se comentaron distintas actividades que favorecen o no la creatividad y la motivación.
Rodrigo González Sánchez, profesor de la EOI de Salamanca, nos presentó en la ponencia“Una Aproximación Didáctica a las Palabrotas” la difícil tarea de introducir en el aula los insultos, palabrotas y expresiones malsonantes. Y más complicada aún cuando apenas se encuentran en los manuales actividades de este tipo.
Explicó el paso a paso de la actividad que lleva a cabo con sus alumnos, que tiene por objeto la comprensión y no tanto la producción, y las reacciones que se pueden esperar por parte de estudiantes de español de muy distintas edades, procedencias y culturas.
Beatriz Sedó del Campo, profesora de inglés de la EOI de Zamora, en “La Enseñanza del Español en Estados Unidos” detalló las cifras del aprendizaje de segundas lenguas y las distintas formas en las que se enseña el español en el sistema educativo de EEUU, tanto en primaria como en secundaria, para centrarse finalmente en la Universidad.
También comentó las características de distintos programas que los estudiantes americanos pueden cursar en España.
Habló de las dificultades para conseguir que esa enseñanza sea realmente comunicativa y lo ejemplifica con distintos modelos de exámenes que se ajustan a los estándares establecidos por la administración educativa.
Como conclusión de la Jornada se abrió un debate sobre la enseñanza de las lenguas en España y el papel de los centros bilingües y las EEOOII.
Se cerró la Jornada con unas palabras de la Presidenta de la APEEOICyL, Vega Llorente Pinto, mostrando su satisfacción por el desarrollo de la misma y agradeciendo tanto a la EOI de Zamora y a sus profesores como al CFP IDIOMAS el apoyo formativo que siempre lleva a cabo con la creación de un Grupo de Trabajo Online exclusivo para los profesores de ELE.
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Todo lo que debes saber sobre licencias para abrir un bar en España
Querido lector, abrir un bar en este país nuestro, de terrazas rebosantes y barras que parecen altares, no es solo cuestión de tener buen jamón y mejor cañero. No. Es una odisea de pasillos administrativos, normativas enrevesadas y licencias que se multiplican como los pinchos en San Sebastián. Quien quiera poner en pie su pequeño templo de tapeo tendrá que sudar más papeles que cerveza. Así es la vida cuando el reglamento es más largo que la carta de un restaurante de carretera.
Abrir un bar en España no es para impacientes ni para quienes creen que con un local, cuatro taburetes y una freidora ya tienen medio negocio hecho. Las licencias necesarias para abrir un barson tan variadas como el número de provincias que tenemos. Y sí, el infierno está empedrado de buenas intenciones… y de trámites municipales.
Antes de levantar la persiana y gritar ese glorioso “¡marchando una de bravas!”, hay que enfrentarse a la dura realidad: lo primero es el permiso de actividad. No, no basta con tener el local. Hay que demostrar que está preparado para lo que uno pretende hacer. Y eso se traduce en contratar a un técnico, arquitecto o aparejador, que realice un proyecto que contemple todo lo que exige el ayuntamiento: desde la insonorización, hasta la instalación eléctrica, pasando por los baños, la accesibilidad y la salida de humos.
Este proyecto debe presentarse en el consistorio correspondiente, acompañado de declaraciones responsables, memorias técnicas y, por supuesto, el justificante del pago de las tasas. Porque si algo sabe bien la administración, es cobrar antes de dar. Después, hay que esperar la inspección, que puede llegar cuando menos lo esperas, como el cuñado en Navidad.
Como no todos los bares son iguales, tampoco lo son sus licencias. En este país somos expertos en matices, y aquí los hay a paladas.
Licencia de bar cafetería: ideal si el negocio gira en torno al café, infusiones y algo de bollería o bocadillos. Nada de fritanga ni sartenazos.
Licencia de bar con restauración menor: para quienes quieran servir tapas frías o platos sin gran elaboración. Cuidado, que un microondas no convierte tu local en restaurante.
Licencia de bar restaurante: ya entramos en terreno serio. Requiere cocina equipada, sistemas de ventilación, gestión de residuos, y cumplir todas las normas de seguridad alimentaria. Aquí ya se habla de menús, de guisos y de almuerzos como Dios manda.
Licencia de bar con comida rápida: pensada para hamburgueserías, pizzerías o locales de comida informal.
Es aquí donde asoma la trampa: muchas veces se mezcla el concepto de bar con el de restaurante, como si fuera lo mismo. Pero no lo es. El papeleo se multiplica, y lo que parecía un simple despacho de cañas, se convierte en una especie de búnker con exigencias sanitarias que harían llorar a un inspector de Sanidad suizo.
Si la idea es montar un bar sevillano, ahí la cosa se adereza con azulejos, jamón colgado y flamenco de fondo… pero también con una buena dosis de paciencia. Sevilla, como otras ciudades españolas, tiene su propio reglamento municipal. El Ayuntamiento hispalense exige además que el local cumpla con la normativa urbanística vigente, que no esté a menos de cierta distancia de otros bares, que respete los horarios de apertura y, cómo no, que el local esté insonorizado como una catedral de mármol.
Además, si se quiere añadir terraza, la cosa se complica aún más. Hay que pedir otra autorización específica, cumplir con la ordenanza de veladores y cruzar los dedos para que no haya quejas vecinales, que pueden acabar en cierre cautelar. Ya se sabe que en este país hay más denuncias que aceitunas.
Una vez que se ha obtenido la ansiada licencia de actividad y se han cumplido los requisitos técnicos, no termina la batalla. El local debe inscribirse en el registro de empresas turísticas de la comunidad autónoma correspondiente. Y aquí empieza otra ronda de formularios, certificados y tasas. Porque si algo está claro es que en España nadie escapa al papeleo, ni siquiera los que solo quieren servir vermuts y sonrisas.
También es obligatorio disponer de un seguro de responsabilidad civil, tener un plan de evacuación, extintores, señalización de emergencia, aseos adaptados y control de plagas. Porque sí, abrir un bar es también convertirse en una especie de gestor de riesgos y experto en normativa europea.
En el caso de que el local pretenda ofrecer música en directo, espectáculos, monólogos o incluso flamenco en vivo, se deberá tramitar una licencia adicional como establecimiento con actividad recreativa. Y eso supone insonorizar aún más, pasar por la inspección acústica, y obtener permisos que suelen requerir más burocracia que el mismísimo Ministerio de Cultura.
Montar un bar en España es una empresa noble, pero dura. Exige pasión, constancia y una paciencia infinita con la burocracia. Las licencias necesarias para abrir un bar no son pocas, y cada una conlleva requisitos específicos que varían de comunidad en comunidad, de barrio en barrio, y a veces, de técnico en técnico.
Hay que tener claro que este no es un camino de rosas, pero tampoco un imposible. Con un buen equipo técnico, asesoramiento legal y muchas ganas, ese sueño de tener un bar propio puede materializarse. Eso sí, prepárate para sudar tinta… antes de servir cerveza.